Ruta por la España judía
Aunque la presencia judía es significativa en numerosas ciudades de España, o Sefarad, como la llamaban los judíos, hemos seleccionado algunas poblacione.
Ricardo Angoso
Estas contaban con algunas de las juderías más importantes de la época medieval.
TOLEDO
La ciudad de Toledo fue una de las grandes capitales judías de Sefarad, que era como los judíos llamaban y siguen llamando a España, y la presencia hebrea data, según las fuentes históricas, de la época romana y se extendió hasta el año 1492, en que el famoso edicto de los Reyes Católicos puso fin a dicha presencia, ya que si no se convertían tenían que irse, junto a los musulmanes, obligados también a convertirse al cristianismo.
Entre el siglo XI Y el XIV, la ciudad vivió una época de esplendor de las artes y la cultura y también de tolerancia hacia los judíos, contando con una gran judería que era una ciudad dentro de otra ciudad. De ese rico periodo, hay que reseñar las dos sinagogas que quedan todavía en pie: la Sinagoga del Tránsito, que hoy alberga el Museo Sefardí, y que es considerada una de las más bellas de la Europa medieval, habiendo sido construida entre 1355 y 1357; y la de Santa María la Blanca, a apenas a dos minutos de la anterior, y que data de finales del siglo XII, en estilo mudéjar y algo más modesta que la del Tránsito.
Dentro de lo que fue la importante judería de Toledo nos encontramos con otros lugares muy significativos y emblemáticos de la vida judía, como la llamada Casa del Judío o la Casa de Samuel Ha-Levi, un importantísimo judío del siglo XIV que ocupó los más importantes puestos en la corte de Pedro I el cruel y mandó edificar la Sinagoga del Tránsito. En la ciudad también quedan algunos vestigios judíos, como los restos de la muralla que protegía a la judería, los de la sinagoga de Sofer y los del cementerio del Cerro de la Horca, una necrópolis judía que todavía se está excavando y que muestra la gran importancia que tuvo esta comunidad en la ciudad.
CORDOBA
Se cree que la presencia judía en la ciudad de Córdoba data de antes de la conquista romana y que su época de máximo esplendor de la comunidad fue entre los siglos X y XIII. “En esta época nació en la ciudad uno de los sefardíes más famosos e influyentes de la historia: Moshé ben Maimón, conocido como Maimónides, aunque su familia tuvo que exiliarse precisamente por la presión religiosa ejercida por los almohades. La conquista cristiana en el año 1236 supuso el inicio de una nueva época de tolerancia: el fuero otorgado por el rey daba los mismos derechos a cristianos, judíos y musulmanes y asignó a los sefardíes el barrio de la Antigua Judería, en la que incluso les dio permiso para edificar una nueva sinagoga que finalmente se construiría en el año 1315 (y que aún se puede visitar en la Calle Judíos)”, hemos podido leer en las páginas de la Red de Juderías de España. (Fuente citada y consultada: https://redjuderias.org/cordoba/).
Al parecer, la judería de Córdoba tenía su entrada por la Puerta de Almodóvar del recinto amurallado y era una de las más grandes de la España medieval. Desafortunadamente, hoy no queda un gran legado arquitectónico de la misma y entre lo poco que nos sobrevive es una sinagoga de principios del siglo XIV que tras la expulsión de los judíos fue utilizada primero como hospital y después como capilla. Fue descubierta en 1884 y se encuentra en la Calle Judíos.
Como final de nuestro viaje a esta bella ciudad, no debemos dejar de visitar la Casa Sefarad, donde podremos conocer la historia de los judíos de la península y que cuenta con valiosas colecciones que nos ilustran sobre este periodo fundamental de nuestra historia y el Museo Arqueológico, que cuenta con una joya del legado sefardí: la lápida funeraria de Yahuda bar Akon, una pieza de mediados del siglo IX que es el único resto material de la presencia judía en Córdoba durante el gobierno de los emires Omeya.
BEJAR
Hemos incluido a esta localidad salmantina en nuestro recorrido porque posee el tercer museo judío de España, el Museo Judío David Melul, que junto con los de Córdoba y Toledo constituye uno de esos los lugares imprescindibles que se deben visitar para conocer el rico legado cultural de Sefarad. La judería de Béjar tiene sus orígenes en el siglo XII y la vida judía se extendió hasta el fatídico año de 1492, en que el tristemente conocido edicto expulsó a los hebreos para siempre de todas las ciudades de España.
El Museo Judío de Béjar fue una iniciativa de un hombre muy peculiar, curioso, trabajador y gran filántropo, David Melul, quien con la ayuda de su actual director, Antonio Avilés, dio vida a este sueño de crear este centro de la cultura judía en el corazón de la sierra salmantina. En las páginas del Museo, hemos encontrado esta corta biografía de Melul que reproducimos literalmente: “David Melul, creador y mecenas del museo que lleva su nombre, nació en Melilla el 20 de abril de 1928. En 1946 llegó a Béjar para estudiar en la entonces denominada Escuela de Peritos Industriales (hoy Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la Universidad de Salamanca). Pasó en la ciudad varios años, y completó sus estudios de ingeniería textil en Tarrasa. Se instaló en Barcelona, concretamente en el edificio donde estaba la sede de la comunidad judía, en la Avenida de Roma. Allí conoció a su mujer, Adelina Nacmías, con la que tuvo cinco hijos: Daniel, Rafael, Raquel, Mario y Víctor. Fue también en esta ciudad donde puso en marcha sus primeros proyectos industriales a partir de una pionera e innovadora empresa textil orientada a productos del hogar: Hispano Tex”.
Así, con la ayuda económica de Melul que compró la casa donde se ubica el proyecto y también con la inestimable colaboración del Ayuntamiento de Béjar, abrió sus puertas el tercer museo judío España, siendo el primero y más conocido el de Toledo y luego la Casa Sefarad de Córdoba. El Museo se reparte por tres plantas en donde se encuentran varias secciones: en el primer nivel el visitante encontrará información sobre la historia de los judíos en España; luego, también en la primera planta nos encontramos con una sección dedicada a los conversos en la España posterior a la expulsión; y, por último, en la segunda planta, completando el ciclo de quienes decidieron mantenerse en su fe y abandonaron España, está la parte dedicada a los sefarditas. El museo también dispone de una sala de conferencias, una pequeña biblioteca (cerrada) y sala de investigadores, así como aseos en la planta baja y una pequeña tienda con algunos artículos y libros referentes a la cultura judía. El lugar abrió sus puertas por primera vez en el año 2006 y por este apacible recinto dedicado a nuestras raíces hebreas ya han pasado miles de visitantes.
PLASENCIA
Esta pequeña y bella ciudad cacereña cuenta con una de las juderías considerada entre las más bellas de España, al parecer fundada en el siglo XII, y que extendió su vida, como tantas otras, hasta el año 1492. Sin embargo, pese a todo, no hay un gran legado arquitectónico sobre la vida judía de la ciudad y el lugar más destacable que podemos reseñar es el cementerio hebreo que se encuentra en el cerro de El Berrocal.
Sobre este asentamiento judío medieval, hemos encontrado este reseña de National Geographic, que reproducimos literalmente por su interés: “Vivió su época dorada en el S XII, cuando los judíos ocuparon principalmente las calles de Trujillo y Zapatería y también en la Plaza Mayor. Parte de ese ambiente se siente aún hoy en día recorriendo las serpenteantes calles. Pero, la joya de la judería de Plasencia es el cementerio judío. Tal como dictan las leyes talmúdicas, se encuentra en una ladera, en pendiente, en un terreno virgen mirando a Jerusalén”.
Fuente citada y consultada:
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/uderías-mas-bonitas-espana_12949
HERVAS
Es considerada la más interesante, mejor conservada y atractiva judería de España, siendo muy visitada durante casi todo el año. Según señalan las crónicas de la época, los judíos de Hervás llegaron a esta ciudad durante el siglo XIII huyendo de las persecuciones que sufrían en otras partes de España y, en total, podían haberse asentado unas 50 familias judías de las 130 que había en toda la zona de Cáceres. Entre las profesiones de la comunidad, había médicos, viticultores, agricultores y también prestamistas. En algunas de sus casas, como curiosidad, tenían bodegas para el vino.
Según nos informan las páginas de la Red de Juderías de España, “la mayor parte de la comunidad se agrupaba en torno a una calle que hoy se conoce con el nombre de Rabilero, y además fuera de los periodos de mayor intolerancia en los que eran obligados a encerrarse en zonas concretas de las villas, también había judíos que vivían en las calles cristianas de Hervás, por ejemplo en la Plaza o en la entonces llamada calle de la Corredera, que hoy es Relator González. Según la tradición oral que ha pervivido en la villa, la sinagoga estaba en la casa número 19 de la mencionada calle Rabilero”.
CACERES
Como punto final a esta ruta por algunos lugares de la España judía, o Sefarad, hemos querido concluir en Cáceres, que cuenta con otra de las grandes juderías del país y que es algo menos conocida que las de Hervás o Toledo, pero no por ella de menor interés. Los judíos llegaron a esta ciudad en el siglo XIII, en pleno dominio musulmán de España, huyendo de la persecución religiosa y buscando un clima más tolerante hacia sus creencias.
La judería de esta ciudad se encuentra dentro de las murallas del centro histórico, muy cerca de la Plaza Mayor, y la antigua sinagoga Mayor es en la actualidad la ermita de San Antonio, en torno a la cual se pueden ver las estrechas y características calles donde vivían los judíos. La judería vieja de Cáceres coincide hoy con lo que conocemos como el barrio de San Antón y, salvo el laberinto de pequeñas calles y casas encaladas, apenas quedan vestigios significativos de lo que fue la vida judía en esta ciudad durante más de 250 años.
Fuentes consultadas:
Red de Juderías de España:
National Geographic en español:
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/juderias-mas-bonitas-espana_12949