MUSEO JUDIO DE BEJAR

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EL DESCONOCIDO MUSEO JUDIO DE BEJAR (SALAMANCA, ESPAÑA),  UN LUGAR IMPRESCINDIBLE PARA ENTENDER LA HISTORIA DE SEFARAD

 

El bello pueblo salmantino de Béjar “esconde” entre sus joyas este  encantador Museo Judío David Melul, en honor a su fundador, y un lugar que es un paseo muy recomendable para todos los públicos por la historia judía de Sefarad, tal como llaman los judíos a España.

 

por Ricardo Angoso

 

Béjar, un bella ciudad al sur de la ciudad de Salamanca, es muy conocida en el mundo judío, sobre todo porque muchos judíos tienen a esta ciudad como apellido. Al parecer, según me contó el presidente de la comunidad judía búlgara, Samuel Francés, era muy corriente en el mundo de los judíos durante la Edad Media, mas concretamente de los sefardíes desperdigados por el planeta tras el decreto de expulsión de los Reyes, en 1492, colocar el apellido de la ciudad donde eran originarios los padres y abuelos de los desdichados descendientes. La mayor parte de los sefardíes expulsados, primero de España, después de Portugal, se radicaron en los Balcanes, el Norte de Africa, el Imperio Otomano, los Países Bajos, el Reino Unido y algunos también llegaron hasta las islas del Caribe.

 

Según podemos leer en las páginas web del Museo Judío David Melul, “Decenas de miles de personas en el mundo se apellidan Béjar, Behar, Bejarano, Becerano o cualquiera de las distintas derivaciones del nombre, modificado con el paso del tiempo y su uso en lugares con distintos alfabetos y sistemas fonéticos. Muchos de ellos son judíos o descendientes de judíos sefarditas que abandonaron España, pero que conservaron no solo el nombre de su patria chica, sino también la lengua, las costumbres y el cariño por una vida añorada que les hizo preservar y transmitir ese legado inmaterial durante los siguientes cinco siglos”.

 

Pero antes de continuar con esta historia, conviene que repasemos la historia de esta peculiar institución y el origen del nombre de la misma. El Museo Judío de Béjar fue una iniciativa de un hombre muy peculiar, curioso, trabajador y gran filántropo, David Melul, quien con la ayuda de su actual director, Antonio Avilés, dieron vida este sueño de crear este centro de la cultura judía en el corazón de la sierra salmantina.

 

En las páginas del Museo, hemos encontrado esta corta biografía que reproducimos literalmente: “David Melul, creador y mecenas del museo que lleva su nombre, nació en Melilla el 20 de abril de 1928. En 1946 llegó a Béjar para estudiar en la entonces denominada Escuela de Peritos Industriales (hoy Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la Universidad de Salamanca). Pasó en la ciudad varios años, y completó sus estudios de ingeniería textil en Tarrasa. Se instaló en Barcelona, concretamente en el edificio donde estaba la sede de la comunidad judía, en la Avenida de Roma. Allí conoció a su mujer, Adelina Nacmías, con la que tuvo cinco hijos: Daniel, Rafael, Raquel, Mario y Víctor. Fue también en esta ciudad donde puso en marcha sus primeros proyectos industriales a partir de una pionera e innovadora empresa textil orientada a productos del hogar: Hispano Tex”.

 

Luego Melul, a lo largo de su longeva existencia, seguiría vinculado a Béjar durante toda su vida y visitaría la ciudad en numerosas ocasiones, y, al parecer, “en uno de esos viajes, a finales de los años 90 del pasado siglo, impulsó la puesta en marcha de este museo a partir de su conocimiento del pasado hebreo de la ciudad, y de su interés por contribuir con su ayuda a la difusión de la cultura y la historia de los judíos”, nos sigue informando la página web del Museo.

 

EL SEGUNDO MUSEO JUDIO DE ESPAÑA DESPUES DE TOLEDO

Así, con la ayuda económica de Melul que compró la casa donde se ubica el proyecto y también con la inestimable ayuda del Ayuntamiento de Béjar, abrió sus puertas el segundo museo judío España, siendo el primero y más conocido el de Toledo. El Museo se reparte por tres plantas en donde se reparten varias secciones: en el primer nivel el visitante encontrará información sobre la historia de los judíos en España; luego, en la primera planta nos encontramos con una sección dedicada a los conversos en la España posterior a la expulsión; y, por último, en la segunda planta, completando el ciclo de quienes decidieron mantenerse en su fe y abandonaron  España, está la parte dedicada a los sefarditas. El museo también dispone de una sala de conferencias, una pequeña biblioteca (cerrada) y sala de investigadores, así como aseos en la planta baja y una pequeña tienda con algunos artículos y libros. Abrió sus puertas por primera vez en el año 2006 y por este coqueto lugar ya han pasado miles de visitantes.

 

Sobre la bella casa donde se ubica esta importante institución en la ciudad que un día tuvo una importante y representativa judería, la página web nos cuenta que el lugar se encuentra en “una casa solariega de mediados o finales del siglo XV, situada dentro de un conjunto monumental integrado por la Iglesia de Santa María la Mayor, con ábside mudéjar del siglo XIII, algunas interesantes viviendas burguesas, una antigua fábrica textil del siglo XVIII con escudo de Carlos III en su fachada, así como el edificio de la fábrica de guantes, que data de mediados del XIX”.

 

Béjar, según cuentan las crónicas y lo que hemos podido ver en el Museo, fue una ciudad que tuvo una importante judería durante la Edad Media hasta que, en 1492, abruptamente, el famoso edicto de los Reyes Católicos truncó para siempre esa plácida convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes en lo que los sefarditas, aún hoy, siguen llamando Sefarad. La presencia hebrea en esta urbe, conocida por su pasado ligado a una importante industria textil que agonizó en los años ochenta, data del siglo XIII y le da una importancia capital en una zona donde predominó una importante vida judía en varias poblaciones de la zona, tales como Hervás, que goza de una las más importantes y conservadas juderías de España, y Plasencia, también señalada como un importante centro judío en la época.

 

Este Museo Judío de Béjar, ubicado muy cerca del Palacio Ducal que albergara a los Duques de Béjar, nos invita a conocer un pasado tan ligado a nuestra herencia y a nuestra identidad que merece la pena recorrerlo, conocerlo y aprender algo más sobre nuestros lejanos y también cercanos orígenes, pues sin entender nuestra fecunda historia pretérita no podremos entender el presente. Por todo ello, desde estas líneas, te invitamos a que te acerques a Béjar y conozcas algo más de nuestra historia en este pequeño, pero grande en conocimiento, Museo Judío David Mejul.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENTREVISTA A ANTONIO AVILES, DIRECTOR DEL MUSEO JUDIO DE BEJAR

Entrevista a Antonio Avilés, director del Museo Judío de Bejar David Melul

Sin ser bejarano ni judío, Antonio Avilés es uno de los mejores conocedores de vida judía de Béjar en la Edad Media.

A la izq. Ricardo Angoso, a su derecha Antonio Avilés

Ricardo Angoso

Ha sido una pieza fundamental, junto con David Melul, para la fundación de este Museo Judío tan enriquecedor y didáctico en el corazón de la ciudad.

“Decenas de judíos de todo el mundo llevan el nombre de Béjar como su apellido”

“El Museo Judío de Béjar es el más visitado de la ciudad y siempre fue recibido muy positivamente por sus ciudadanos”

“Dinamizamos la vida cultural de Béjar con numerosas actividades, incluidas festividades religiosas, que cuentan con numeroso público”

Ricardo Angoso¿Cómo nació este Museo, cuáles son sus orígenes?

 

Antonio AvilésEl Museo surge hace diecisiete años y realmente está muy ligado a David Melul. Melul era un judío que había estudiado y vivido en Béjar, donde cursó estudios de peritaje industrial durante tres años. Cuando terminó, se marchó a Barcelona, donde cursó estudios superiores y siguió su vida profesional. Pero para él, siendo judío, Béjar fue muy importante en aquella época, estoy hablando de los años cincuenta, en la España franquista, y nadie le cuestionó ni le importunó por su condición de judío y tuvo una vida intensa en la ciudad. Se sentía bien y nunca tuvo problemas por ser judío. Entonces, de ese periodo en Béjar le quedan grandes y buenos recuerdos. Después, ya afincado en Barcelona, comienza su actividad empresarial y crea grandes empresas en el sector textil, que incluso se expanden hacia Latinoamérica y, con el paso del tiempo, consigue hacer una gran fortuna, que yo creo que ni él mismo se esperaba. Había tenido un gran éxito con sus empresas. Eran unos años en que no había una gran cultura del emprendimiento y él arriesgó su capital y tuvo éxito en ese campo en que él que apostó.

Cuando ya está asentado, socialmente consolidado y con dinero, Melul no olvida su origen bejarano y viene periódicamente a la ciudad, aprovecha cualquier ocasión para venir a Béjar y en uno de sus viajes alguien me habla de él y también le hablan de mí, como alguien que había estudiado la vida judía en Béjar y tenía algunas publicaciones sobre el asunto. Entonces nos presentaron y ahí, en ese momento, comenzó una relación muy fluida entre nosotros que fue determinante para poder fundar el Museo Judío de Béjar.

R.A.: ¿Melul, entonces, fue una figura clave en el proyecto?

A.A.: Melul entonces se interesó por mis escritos y estudios sobre el judaísmo; mi relación con la cultura judía venía de lejos e incluso mi discurso de ingreso en el Centro de Estudios Bejaranos trató sobre los judíos de Béjar. Así comenzó una larga amistad y cada vez que venía me llamaba, fue naciendo, con el paso del  tiempo, una buena y sólida relación. El Ayuntamiento de Béjar, en la década de los noventa, tenía la idea sobre la mesa de hacer un museo de las tres culturas y Melul ya me había hablado de que en su mente tenía el proyecto de un museo judío. Melul no quería saber nada de las tres culturas, que eso le traía sin cuidado, me vino más o menos a decir, que él lo que quería era abrir un museo judío en Béjar. Así, poco a poco, fue sondeando si había los elementos para poner en marcha el proyecto. Yo le expliqué los antecedentes históricos de la judería en Béjar, de la historia de esta comunidad, y él quedó entusiasmado de abrir un museo judío en Béjar.

Entonces, con la colaboración del ayuntamiento de la ciudad y el capital de Melul se fue abriendo paso la idea de abrir este museo judío de Béjar. Melul era un hombre con un carácter generoso, abierto y muy creativo, la idea del museo era suya y era algo como un proyecto de vida. Una vez que la idea había tomado vida en nuestra mente, empezamos a buscar sitios donde se podría ubicar y los contenidos que debería tener el mismo. Yo sugerí el lugar donde está actualmente y él también visitó el lugar. Los dos pensamos que esa casa tan significativa tenía la entidad suficiente para el museo. No olvidemos que es el edificio más antiguo de Bejár, ya que data del siglo XV, y entonces nos pusimos manos a la obra. Melul aportó el capital para comprarlo y después comenzamos las obras de rehabilitación, debido al mal estado del mismo debido a los usos poco adecuados que se le habían dado al mismo a lo largo de su historia. Sí, claro, David Melul fue una figura clave en este proyecto.

R.A.: ¿Cómo nació su interés por el mundo judío?

J.A.: Yo no soy nacido en Béjar, ni siquiera soy salmantino, llegué a esta tierra hace muchos años y empecé a investigar algo de su historia. Luego he comenzado a investigar y estudiar sobre el  pasado de los judíos medievales de Béjar y el tema me fue interesando cada vez más. También la relación tan intensa y sólida que tuve con Melul ayudó mucho a cimentar mi interés por los judíos de Béjar.

 

EL APELLIDO BEJAR EN EL MUNDO JUDIO

R.A.: ¿Parece que el apellido Béjar, tal como cuentan las páginas de su museo, están muy ligadas a la herencia judía?

A.A.: Sí, hubo una iniciativa, por ejemplo, de un mexicano que se apellidaba Béjar y organizamos, con su ayuda y a través de internet, un encuentro de una serie de judíos repartidos por todo el mundo que llevaban  el apellido Béjar. Así, con la ayuda del ayuntamiento y del museo, comenzamos a elaborar el proyecto y fijar fechas para la celebración del encuentro. Finalmente, nos reunimos con un centenar de personas, de los cinco continentes, que se apellidaban Béjar. Vinieron de todas partes del mundo y el encuentro tuvo una carga afectiva impresionante. Todos venían reivindicando el nombre de la ciudad. Fueron tres o cuatros días de convivencia, de estar juntos, de grandes conversaciones, también de largas comidas y algo que quiero destacar como muy curioso es que todos hablaban castellano, muy arcaico, el famoso ladino, y así nos entendíamos sin problemas. Pero también investigamos, con ayuda de expertos, acerca del origen de los que habían llegado hasta aquí y llegamos a la conclusión que la mayoría procedían de la ciudad, casi un 86%, concretamente, tenían orígenes bejaranos, lo cual fue otro gran logro de ese encuentro de personas con el apellido Béjar.

 

R.A.:¿Qué aporta el Museo Judío a la ciudad de Béjar?

A.A.: Cuando Melul y yo estábamos comenzando con este proyecto llegamos a la conclusión de que había suficientes elementos históricos para poner en marcha un museo judío en Bejár. Melul, sin embargo, se preguntaba cuál sería la aceptación de la sociedad bejarana con respecto a este proyecto y si el mismo tendría alguna repercusión negativa, que no fuera aceptado por el hecho de ser judío. Pero, sin embargo, desde el principio funcionó bien y tuvo una buena acogida y aceptación por todos.

Así fue como comenzamos a realizar actividades dentro del museo, incluyendo festividades judías, y las mismas tuvieron una gran acogida. Otro aspecto a señalar es la asistencia masiva a nuestros actos por parte de todos los públicos. Queríamos explicarle a la gente que entendiera que los judíos habían sido una parte importante de la historia de la ciudad, de nuestro acervo cultural, y creo que así lo entendió la población bejarana. Conseguimos el objetivo de presentar esa parte de la historia de la ciudad y la experiencia, tras muchos años, es muy positiva, muy receptiva en términos generales.

 

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