HISTORIA DE LOS JUDIOS DE TRIESTE
Recientemente visité la ciudad de Trieste, en el Norte de Italia, y me encontré con numerosos lugares que recuerdan todavía de lo que fue la antaño prospera y numerosa comunidad judía local, como por ejemplo un museo judío bien organizado, la espectacular sinagoga de la ciudad todavía activa y su cementerio, por poner solamente algunos ejemplos.
por Ricardo Angoso
La historia de los judíos de Trieste es muy antigua y dilatada en el tiempo, y como ocurre con casi todas las comunidades hebreas de Europa Central y del Este hay que distinguir siempre entre antes y después del Holocausto, un aciago y trágico acontecimiento que parte la historia de las mismas. Las primeras noticias de esta comunidad datan del siglo XIII, tal como hemos encontrado en la enciclopedia Wikipedia:”El primer documento oficial que atestigua la presencia de una pequeña comunidad judía en Trieste se remonta a 1236 y consiste en una escritura notarial que menciona la estipulación de un préstamo de 500 marcos entre el obispo Giovanni y el hebreo Daniel David para luchar contra los ladrones que en la época acechaban el Carso. Con la lealtad de la ciudad a Austria, llegaron a la ciudad judíos de las tierras germanas en posesión de los Habsburgo. Durante el período medieval, los judíos que residían en la ciudad se dedicaban principalmente a las actividades bancaria y comercial”. (Fuente citada y consultada:https://es.
Unos siglos más tarde, en 1648, se crearía un gueto en la ciudad, que coincide casi con lo que es en la actualidad la Plaza Vieja de Trieste, pero en 1738 los judíos ya no tenían la obligación de hacerse identificables por las insignias judías impuestas por las autoridades durante años. En las décadas siguientes llegaron a la ciudad muchos judíos de las comunidades de la República de Venecia, especialmente de la ciudad de San Daniele del Friuli. En 1746, los judíos de Trieste decretaron una Constitución y convocaron una audiencia “de los particulares”, es decir, de aquellos jefes de familia que contribuían económicamente a los gastos de la comunidad.
Años más tarde, el 19 de abril de 1771, la emperatriz María Teresa de Habsburgo concedió patentes soberanas (reglamentos) a los judíos de Trieste a quienes se les concedió mayores libertades; este proceso continuó con su hijo José II quien con el Edicto de tolerancia de 1782 admitió a los judíos como miembros de la Bolsa de Valores y a las nuevas profesiones liberales. Al año siguiente se creó la primera Escuela Israelita Elemental con el nombre de Scuole Pie Normali Israelitiche y en 1784 también se abrieron las puertas del gueto y, por lo tanto, los judíos de Trieste tuvieron la oportunidad de convivir con ciudadanos de otras religiones. En el siglo XIX los judíos continuaron en el camino de la emancipación asumiendo roles importantes en los campos de los estudios, la industria, el comercio e incluso los seguros (Assicurazioni Generali de Trieste fue fundada por tres judíos). (Informaciones obtenidas y extraídas de: https://es.wikipedia.org/
Durante el periodo imperial, los judíos fueron conformándose como una clase empresarial y prosperaron poderosamente. Enseguida adquirieron gran notoriedad en la Cámara de Comercio de la ciudad y lideraron el negocio asegurador, que se convertiría paulatinamente en una de las principales fuentes de riqueza e influencia en la ciudad y en toda Italia. La mayoría de los judíos ya vivía fuera del gueto de la ciudad y eran distinguidos vecinos en numerosas partes de Trieste.
A partir de este periodo histórico y hasta la promulgación de las “leyes raciales” por el dictador fascista Benito Mussolini, en 1938, fue el momento de mayor esplendor de la comunidad judía de la ciudad, tal como nos cuenta la escritora Jan Morris en su ensayo Trieste o el sentido de ninguna parte:”Lo cierto es que durante ciento cincuenta años la diáspora judía en Trieste fue en su mayor parte feliz y exitosa. En muchos aspectos, los judíos definieron el estilo de la ciudad. Se les animó a establecerse aquí desde los primeros años de la expansión habsburguiana, bajo el mandato de María Teresa”.
Entonces, entre los siglos XVIII y principios del XX, la comunidad sigue un notable desarrollo y lleva una vida plácida y cómoda, muy distinta a la de las comunidades judías de Polonia, Rusia, Ucrania y Europa del Este, donde eran habituales los pogromos, las matanzas indiscriminadas de judíos y las medidas discriminatorias por parte de las autoridades. Los famosos escritores Samuel David Luzzatto e Italo Svevo eran judíos nativos de Trieste y nacieron en este período de prosperidad para la comunidad judía.
EL FASCISMO ITALIANO CONTRA LOS JUDIOS
En 1912 se inauguró la nueva Gran sinagoga, reemplazando así las cuatro antiguas más pequeñas. Sin embargo, además de la nueva sinagoga otra, de menores dimensiones, seguía funcionando en Via del Monte. De hecho en Trieste había judíos de rito sefardí, especialmente los de Venecia y Grecia, y judíos de rito asquenazí, provenientes del interior del Imperio austrohúngaro, especialmente de la Polonia austríaca (Cracovia y Lviv, fundamentalmente). En 1931, Trieste contaba con 5.025 judíos, en 1938 casi 7.000 (el 85% de toda la comunidad judía de Venecia Julia y Zara), de los cuales aproximadamente una cuarta parte, sin embargo, no tenía la nacionalidad italiana. Eran refugiados, en su gran mayoría, huyendo del nazismo y de las medidas antisemitas en Alemania y Austria, país que había sido anexionado por los alemanes en 1938.
Este periodo histórico previo a los años veinte y hasta principios de los treinta son los mejores años de la comunidad judía de Trieste, que pasó de 5.000 miembros a principios de los años treinta a los más de 7.000 censados en el año 1938. Con respecto a esa época, hemos encontrado una nota que nos habla de su rico pasado intelectual y el legado judío: “También fue una capital intelectual, donde los judíos, antes y después de 1918, desempeñaron papeles importantes como escritores (Italo Svevo, Umberto Saba, el editor Roberto Bazlen, Giorgio Voghera) y como pintores (Isodoro Grünhut, Gino Parin, Vittorio Bolaffio, Arturo Nathan, Giorgio Settala y Arturo Rietti). La presencia de Edoardo Weiss (1889-1970) en la ciudad la convirtió en la cuna del psicoanálisis italiano. Durante la primera mitad del siglo XX, Trieste fue también uno de los puertos de salida de los judíos. La emigración a Palestina fue profundamente sentida por los judíos de esta ciudad y muchos emigraron hacia la nueva patria judía”. (Fuente citada y consultada:https://jguideeurop
Sin embargo, en 1922, con la llegada al poder de los fascistas en Italia, las cosas cambian de la noche a la mañana y la situación se va deteriorando paulatinamnete para los judíos italianos. A partir de 1938, cuando se proclaman algunas leyes de carácter racista y se intensifican las relaciones entre la Italia fascista y la Alemania nazi, la sinagoga tuvo que abandonar sus actividades religiosas por imposición de la autoridad fascista. Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial y con la ocupación alemana de Trieste, el templo quedó reducido a un depósito de libros y obras de arte robados por los nazis. En esa ocasión, los muebles y las platas para los rituales no fueron manipulados ni robados por estar escondidos dentro del mismo edificio, en un sector no demarcado en el plano mostrado a los nazis.
En 1938, Mussolini proclamó precisamente en Trieste sus famosas y polémicas “leyes raciales”, a imagen y semejanza de las “leyes de Nuremberg”, e Italia se implicó en la Segunda Guerra Mundial del lado de Alemania tras la ocupación de Polonia, a fines de septiembre de 1939, por los alemanes. A partir de 1940 hubo ataques contra la comunidad judía. Con la ocupación nazi, tras la caída de Mussolini, hubo operativos de redadas contra los judíos el 9 de octubre de 1943 y el 20 de enero de 1944, cuando el objetivo eran los ancianos y los enfermos de la residencia judía «Pia Casa Asilo Gentilomo», ubicada en calle di Cologna 29. Hacia la tarde del 20 de enero de 1944 llegaron los soldados nazis con uno o dos autobuses de la línea diez de la ciudad. Los judíos ancianos y enfermos, allí hospitalizados, fueron brutalmente subidos a los autobuses y llevados a la Risiera di San Sabba, lugar que fue en tiempos un molino para el descascarillado de arroz. Desde allí fueron llevados a la cercana estación de tren de Trieste-San Sabba, con destino a Auschwitz, donde terminaron en las cámaras de gas y hornos crematorios. Datos e informaciones procedentes de Wikipedia:https://es.
Hay que reseñar que Trieste fue la única ciudad italiana que tuvo el lúgubre honor de haber contado con uno de los pocos campos de concentración en territorio italiano y el único con cámara crematoria funcionando casi hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en el III Reich. El recinto carcelario de uso criminal por sus verdugos se encontraba en la ya citada Risiera di San Sabba, a apenas unos kilómetros de la silenciosa, tranquila y me atrevería a decir que hasta inocente ciudad de Trieste. Según cálculos fiables, entre 3.000 y 5.000 personas fueron asesinadas en ese macabro lugar entre el otoño de 1943 y el final de la guerra, en abril de 1945
Como consecuencia de estas acciones y de la puesta en marcha de la “solución final” en la Italia ocupada por los alemanes, una vez finalizada la guerra apenas quedaban unos 2.300 judíos en Trieste, lo que significa que casi el 70% de la comunidad falleció en los campos de la muerte, fue asesinada sin contemplaciones por los nazis o pudo huir antes de las persecuciones hacia otros países, lo cual parece que hizo la gran mayoría a tenor de los datos que tenemos. En total, según cálculos de la comunidad judía italiana, fueron asesinados unos 8.000 judíos italianos por los nazis, de los cuales algo más de un millar procedían de Trieste. (Con informaciones y datos de la Enciclopedia del Holocausto: https://
Tras el final de la contienda mundial, y una vez que en virtud de un arbitraje internacional la ciudad fue adjudicada a Italia y no a Yugoslavia, como pretendían las autoridades de Belgrado, la comunidad judía comenzó de nuevo sus actividades y la sinagoga abrió sus puertas. Sin embargo, en los últimos tiempos ha decrecido mucho y también se ha envejecido, según me contaron algunos de sus miembros; actualmente cuenta con algo más de 600 judíos y a la baja. La mayor parte de sus miembros son muy mayores y la vida comunitaria se ha reducido en los últimos años.