CEMENTERIO JUDÍO DE MIROGOJ, ZAGREB, CROACIA

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Es un gran cementerio que hay que recorrer con calma, ya que es muy extenso, y cuenta con bellos panteones, tumbas y monumentos funerarios. El lugar merece la pena visitarse con mucho tiempo, y en el recinto conviven católicos, judíos y ortodoxos, junto a otras confesiones, en armonía y sin problemas a lo largo de su dilatada historia. Diría que es un cementerio único en el mundo, por convivir todas las religiones juntas pero no revueltas, ya que cada una tiene un área determinada en el camposanto aunque algunas tumbas a veces aparecen entremezcladas con confesiones que no son las suyas. Realmente, después de visitar muchos cementerios en Europa del Este puedo decir que este lugar tiene un carácter excepcional por esa pluralidad que relataba antes.
También llama la atención la cantidad de tumbas de matrimonios y familias mixtas que hay, por ejemplo de croatas con serbios, de judíos con croatas y de serbios con todos, lo que contradice el discurso etnicista de los nacionalismos yugoslavos en el sentido de que la convivencia multiétnica estalló en pedazos en la antigua Yugoslavia y la guerra apareció como consecuencia natural de la misma. Una absoluta mentira a tenor de lo que vemos en este cementerio, donde comprobamos gráficamente que los matrimonios entre las distintas etnias y la convivencia entre las mismas sí fue posible. Incluso en la parte judía hay tumbas donde conviven matrimonios de judíos y croatas que conservaron su respectiva religión los dos integrantes del matrimonio y en las lápidas aparecen juntas la estrella de David y la cruz católica. Increíble ejercicio de convivencia y respeto que debemos reseñar.
El Cementerio de Mirogoj es uno de los monumentos más importantes de la ciudad y su interior alberga tumbas de los hombres croatas más ilustres de los últimos tiempos, entre los que destacan: Zlatko Baloković, violinista; Hermann Bollé, arquitecto; Ivana Brlić-Mažuranić, escritor; Ferdinand Budicki, gran viajero; Arsen Dedić, cantante y compositor; Dimitrija Demeter, intelectual grecocroata; Filip Deutsch, industrial; Julio Deutsch, arquitecto; Janko Drašković, poeta; Aleksandar Ehrmann, industrial; Leo Hönigsberg, arquitecto; Hosea Jacobi, rabino-jefe de Zagreb; Miroslav Krleža, artista; Svetozar Kurepa, matemático; Savić Marković Štedimlija, escritor; Antun Gustav Matoš, escritor; Edo Murtić, escritor; Vladimir Nazor, escritor; Maximilian Njegovan, militar y Dražen Petrović, futbolista, entre otras grandes figuras, anque la lista sería interminable.
El cementerio fue creado en 1876 en una parcela de terreno propiedad del lingüista Ljudevit Gaj, que lo donó para tal fin sin poner condiciones. Luego el arquitecto Hermann Bollé diseñó el edificio principal, de una gran belleza, y le dotó a todo el conjunto de la estructura que hemos conocido hasta hoy. La construcción de las arcadas, las cúpulas, y la iglesia en la entrada se iniciaron en 1879 y el trabajo finalmente se concluyó en 1929.
Pese a todos los avatares, conflictos y guerras que vivió el país, el cementerio fue respetado por todos los gobiernos que tuvo Croacia en el último siglo: el Imperio austro-húngaro (hasta 1918), la Yugoslavia monárquica (1919-1941), el gobierno fascista aliado de Hitler (1941-1945), la Yugoslavia comunista (1945-1991) y la Croacia independiente (199-2017).
No olvidemos, además, que el Holocausto en Croacia adquirió tintes terribles, sobre todo en el período comprendido entre 1941 y 1945 bajo el gobierno “ustacha” (patriota) de Ante Pavelic, una marioneta de Hitler y Mussolini de ideas fascistas que puso en marcha un plan para la eliminación de todas las minorías “impuras” en Croacia, incluyendo a los judíos.
Las páginas del Museo Memorial del Holocausto de Washington dan cuenta de esta gran tragedia: “Desde su creación en 1941 hasta la evacuación en abril de 1945, las autoridades croatas asesinaron a miles de personas en Jasenovac. Entre las victimas se hallaban: entre 45.000 y 52.000 residentes serbios del llamado Estado Independiente de Croacia; entre 8.000 y 20.000 judíos; entre 8.000 y 15.000 roma (gitanos); y entre 5.000 y 12.000 croatas y musulmanes, que eran adversarios políticos y religiosos del régimen”. Y sigue el relato sobre esta matanza en dichas páginas: “Las autoridades croatas asesinaron entre 330.000 y 390.000 residentes serbios de Croacia y Bosnia durante el periodo del gobierno ustaša; más de 30.000 judíos croatas fueron asesinados en Croacia o en Auschwitz-Birkenau”.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial quedaban vivos en Croacia unos 5.000 judíos, una cifra muy alta si tenemos en cuenta la brutal represión que acontenció en una de los naciones más fieles a la causa genocida de Hitler en la contienda, pero la caída de el país en manos de los comunistas, la creación de Israel (1948) y las adversas condiciones que vivía la nación tras quedar devastada provocaron un éxodo masivo de la población hebrea. En el año 2002, según el último censo publicado, vivían en toda Croacia 495 judíos sobre una población de casi cinco millones de habitantes, una cifra insignificante si lo comparamos con las comunidades de otras naciones vecinas. Por todo ello, el legado de este Cementerio de Mirogoj nos recuerda un rico y esplendoroso pasado que merece la pena recordar para mantener viva la llama de los que no están.
Dirección del lugar: Mirogoj 10, Zagreb, Croatia

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