Ariel Gelblung:”Hay lugares del mundo sin judíos donde hay antisemitismo”

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Entrevista con el Dr. Ariel Gelblung, director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina
2021-03-10

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Ariel Gelblung, director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal.

 

David A. Rosenthal: ¿Por qué existe el antisemitismo y que tendencia tiene en el mundo?

 

 

Ariel Gelblung: Algunos sostiene que mientras exista un judío habrá antisemitismo, pero yo te diría que existen lugares del mundo sin judíos, donde existe antisemitismo. El caso típico de España, que tuvo 400 años de historia sin judíos, peor se han mantenido antisemitas hasta ahora. Además, el antisemitismo es un tipo de odio, y el odio es irracional. Sobre las tendencias, hay tres tipos: el antisemitismo clásico; el antisemitismo que se disfraza de anti sionismo y el antisemitismo que proviene del radicalismo islámico. Del primero, el gran ejemplo es la inquisición y el holocausto. Del segundo, lo sucedido en chile con el alcalde Daniel Jadue que ataca a los ciudadanos judíos chilenos por ser agentes extranjeros. Del ultimo, los atentados perpetrados en la Argentina y en Panamá en la década del 90. Y en la actualidad los que puedan seguir sosteniéndose con referencia a la alianza de Venezuela con Irán y con Hizbolá. 

 

 

La pandemia ha ayudado al crecimiento de antisemitismo por parte de teorías conspirativas, pero la situación en Latinoamérica no se acerca ni por asomo a la situación que vive Europa y América del Norte. Estados Unidos y Canadá, durante la pandemia han visto profanaciones en sitios de culto, ataques incendiarios y hasta ataques físicos a personas, cosa que era inconcebible hace algunos años en la famosa tierra de la libertad. En Europa es algo del día a día, como cuando el tribunal de la Unión Europea aprueba una disposición de la Bélgica flamenca que prohíbe la Shejitá –matanza ritual– para tener carne Kosher, lo que es absolutamente discriminatorio, que incluso podría haber estado tranquilamente dentro del de “las leyes de Nuremberg”.

 

 

David A. Rosenthal: ¿Qué peligro tiene la comunidad judía latinoamericana frente al enclave terrorista en Venezuela?

 

 

Ariel Gelblung: Irán entendió que a través de Venezuela podrían ejecutar sus operaciones. Aunque su otrora enclave era en la triple frontera (Argentina-Brasil-Paraguay) donde había una vieja comunidad libanesa que empezó a crecer y desarrolla muchas actividades de dudosa legalidad en Paraguay y reside en Brasil, así que en esta frontera tan permeable se generó todo el apoyo necesario para los atentados de la década del 90. Desde la existencia de una alianza entre el chavismo e Irán, el epicentro ya no es la triple frontera, sino se ha trasladado a Caracas. Ahora no tienen que esconderse y sus negocios de dudosa legalidad están a la luz del día. Tanto así que hay cadenas de mercado iraníes, influencia iraní en la explotación del petróleo venezolana y situaciones como la que denunciamos años atrás, en donde el entonces vicepresidente Tareck El Aissami entregó alrededor de 150 pasaportes venezolanos (cuando Venezuela era parte de Mercosur) a agentes de Hizbolá y esos agentes se han transportado a lo largo de América Latina sin ningún tipo de restricciones. Ahora bien, para dar un ejemplo de actualidad, la usina ideológica de donde salió la teoría que sostenía que Israel y los judíos son el virus: Covid1948 fue generada desde el centro de intercambio cultural islámico iraní-latinoamericano con sede en Caracas.   

 

 

David A. Rosenthal: ¿La impunidad frente al caso de la AMIA y de la embajada de Israel en Argentina, se puede entender cómo antisemitismo?

 

 

Ariel Gelblung: Algunas cosas si y otras no. Tiene una alta cuota de antisemitismo. Como abogado con más de 30 años de profesión, creo que la ineptitud de la justicia argentina y en general de la justicia de América Latina, es una variable de peso. Asimismo, cuando sucedió el atentado de la AMIA en 1994, el juez encargado sostenía que iba a llevar la mejor tarea posible pero que nadie estaba preparado para afrontar la investigación de un atentado terrorista internacional. Hace tres años en un congreso en Israel tuve la oportunidad de compartir con un canciller mejicano y le pregunté: ¿cómo está preparado Méjico si eventualmente le sucediese un atentado terrorista? Y toda su respuesta fue levantar el mantel y ver que la mesa era de madera para darle un golpe y decir que estas cosas en Méjico no pasan. Entonces, estaba esperando que no sucediera, pero prepararse no lo estaba haciendo y creo que así es en todo el subcontinente. 

 

 

Con respecto a Argentina, va a cumplirse 29 años de un atentado y 27 de otro, y seguimos con la misma no preparación. Así que pudo haber una enorme cuota de antisemitismo en aquellos que ayudaron a encubrirlo, a veces en organismos estatales o para estatales. Que por ejemplo hicieron que se perdieran medios de prueba o que no se hizo lo suficiente para aclarar cómo se hizo el atentado. Pero creo que desde lo judicial lo que hay es una enorme ineptitud que tiene que ver somos subdesarrollados y es duro, pero estas situaciones son las que lo han demostrado. En cambio, en Francia se juzgó y condenó en diciembre a los autores del atentado de 2015 a Charlie Hebdo y al Hyper Casher, en algunos casos en ausencia.

 

 

David A. Rosenthal: ¿Por qué el centro Simon Wiesenthal lucha contra todo tipo de discriminación?

 

 

Ariel Gelblung: Es el mandato que Wiesenthal nos dejó; ya que, él no quería que fuéramos solo un memorial de la Shoah, pues creía que debíamos ser esa institución que en la década del 30 no existió para frenar el ascenso del nazismo y nuestro accionar es frente a cualquier forma de racismo, xenofobia, discriminación, por supuesto antisemitismo y en la actualidad las manifestaciones de terrorismo que existen en el mundo contemporáneo. Con respecto a esto, Wiesenthal decía: “lo que empieza con los judíos nunca termina con los judíos”, del mismo modo, cuando una minoría es atacada o sus derechos corren peligro, la que corre más peligro es la democracia. Asimismo, fue él quien denunció ante las Naciones Unidas el genocidio de Ruanda y nosotros continuamos con esta misma labor. 

 

 

David A. Rosenthal: ¿Qué tan grave es la falta de conocimiento histórico en lo que respecta al antisemitismo?

 

 

Ariel Gelblung: Ayuda, pero no es la razón principal. Está muy bien recordar y transmitir el recuerdo del holocausto, aunque hay muchas personas preocupadas porque se está perdiendo la generación de sobrevivientes del holocausto. Y no vamos a poder escuchar su testimonio en primera persona, pero creo que la lucha hay que darla todos los días y no solo con lo que respecta al holocausto, sino que el discurso debe estar apuntando a las nuevas formas. Por ejemplo, el discurso del secretario general de las naciones unidas el 27 de enero, estaba enfocado a las nuevas reivindicaciones del nazismo y de las manifestaciones de antisemitismo que surge de la ultraderecha. Para mí el odio es ambidiestro y se debe estar presente enseñando que es lo que es y además que es lo que es hoy en día, esas nuevas formas que el antisemitismo toma. Por otro parte, es demasiado importante el recuerdo y el holocausto es de los peores momentos en la historia de la humanidad, pero también lo fue la inquisición y otras terribles matanzas. Ahora bien, creo que no todo el mundo tiene el conocimiento histórico, pero si deben aprender a convivir dentro de la diversidad. 

 

 

David A. Rosenthal: ¿Hasta cuál punto es libertad de expresión y no discurso de odio?

 

 

Ariel Gelblung: No son conceptos iguales. Hay que aprender que discurso de odio no puede escudarse detrás de la libertad de expresión. Así mismo, la libertad de expresión es de los mayores logros que trajo consigo el sistema democrático de gobierno. Y la adopción de gobierno que implica la libertad para todos, así que la libertad de expresión es parte de las libertades que garantiza un gobierno que respeta esas libertades. Pero, cuando la libertad de expresión se utiliza para proponer o presentar formas de gobierno que no garantizan este tipo de libertades para el resto, no es libertad de expresión sino discurso de odio.

 

 

David A. Rosenthal: ¿En qué momento ese discurso de odio se convierte en una persecución sistemática?

 

 

Ariel Gelblung: El discurso de odio hay que aprender a identificarlo y cortarlo de raíz. Cuando alguien sostiene en su discurso, yo tengo libertad para decir un absurdo como: “los hombres que usan barba no tienen derecho a votar” y ahí te estoy quitando el derecho a vos, que yo si estoy disfrutando. Así que esto es parte de un discurso de odio, porque no estoy reconociendo un derecho, así como todos tienen derecho a hablar. Aquí no reconozco el derecho a usar barba, por ejemplo. Entonces, si yo genero una discusión para quitarle derechos a alguien por alguna circunstancia, estoy utilizando la libertad de expresión para poder generar una forma de gobierno que no se condicen con la libertad de expresión. 

 

 

Vale la pena para explicarlo mejor, recordar “la paradoja de los intolerantes” de Karl Popper que para el año 1945, este filosofo austriaco sostenía que somos lo suficientemente tolerantes para tolerar al intolerante, si ese intolerante llegare al poder, acabaría con la tolerancia. Es decir, hay que ser intolerante con la intolerancia. En conclusión, la libertad de expresión es un camino de doble vía, es decir, que yo te garantizo tu libertad de expresión si vos me garantizas la mía. En cambio, si alguien no está dispuesto a garantizar la libertad de expresión de otro, sino otro tipo de derecho, eso ya es discurso de odio.

 

 

David A. Rosenthal: ¿Por qué el Centro Simon Wiesenthal utiliza la definición de la IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) para determinar al antisemitismo?

 

 

Ariel Gelblung: Una de las grandes dificultades que hemos tenido siempre frente a la lucha contra el antisemitismo, es que aquel que es acusado por nosotros por alguna actitud antisemita, sostiene que es no es antisemitismo, empezando por quienes dicen: ¿cómo voy a ser antisemita si soy semita? o quienes dicen: ustedes tienen un sello que llevan a todos lados y cada uno que los critica le ponen ese sello. Entonces conseguir una definición que sea medianamente objetiva, es decir que, no la estamos poniendo los judíos –una institución judía–, pues es un club selecto de más de 30 democracias quien la construyó. Y quizás lo de mayor importancia no es la definición, sino lo que continua a esta, donde dice que esta institución entiende que los siguientes ejemplos, configuran situaciones de antisemitismo. Entonces dan más de 10 casos concretos, más la identificación de 3 hechos, entre ellos, como un Estado puedes hacer para legislar, educar, prevenir y eventualmente punir este tipo de actitudes. Ahora bien, hoy esta definición junto con nuestras instituciones democráticas se puede hacer valer esta situación.

 

 

David A. Rosenthal: ¿Cuál es la labor del Centro Simon Wiesenthal en estos momentos y postpandemia cuál será?

 

 

Ariel Gelblung: Nuestra tarea es estar presente ante cualquier manifestación de racismo, xenofobia, discriminación, antisemitismo y terrorismo en la región y de manera global. Nos encargamos de denunciar y condenar estos episodios. Por supuesto la pandemia ha agravado la situación, pues el odio puede expandirse y generar nuevas teorías conspirativas. Ya que, aquellos prejuicios que estaban latentes ahora salieron a la luz con la pandemia, también las crisis que esta va a dejar a nivel social y económico, harán que muchos busquen culpables. Y esto va a hacer que el odio este a flor de piel, así que las autoridades van a tener que estar alerta. No deben canalizar discursos de odio, sino marginarlos y segregarlos. 

 

 

Se ha visto y se continúa evidenciando que todos los procesos electorales que se han dado en los países han sido favorables para las oposiciones porque ningún oficialismo ha tenido una administración confiable dada la situación. Además, existe el peligro latente de que grupos y discursos de odio estén cerca de posiciones de poder, esto lo tenemos claro para poder denunciarlo en cada lugar en el momento indicado. Sobre estas situaciones que se presentan, llevamos acciones creativas, es decir, tratar de generar mejores prácticas que tengan que ver con nuestro objetivo. Así como buscamos trabajar en el mundo deportivo, en donde estamos muy presentes con el programa: “11 puntos contra el racismo, xenofobia y discriminación” en America Latina y Europa. 

 

 

Por otro lado, tenemos una intensa campaña para que instituciones y naciones adopten la definición de antisemitismo (pero adoptarla, haciéndose cargo de lo que dicen y no solo declararlo medianamente), como caso concreto países que no tienen legislaciones antidiscriminatorias frente a apariciones, por ejemplo, de literatura o parafernalia nazi. En Argentina hay legislaciones que lo prohíben, pero en Paraguay no había hasta hace poco, y lo que hicieron quienes promovían esto fue decir que lamentaban si alguien se sintió mal, pero esto no estaba prohibido por la ley; como diciendo que si no está prohibido está permitido y lo voy a seguir haciendo. Del mismo modo, una de las preocupaciones más grandes a nivel regional es el ascenso en Chile de uno de los candidatos opositores con mayor intención de voto que es un antisemita declarado.

 

 

Asimismo, la eventual adopción de la definición de antisemitismo en un Estado, debe ir acompañada por leyes que la protejan, como el caso de Argentina y su ley antidiscriminatoria de 1988, que trabaja en conjunto con la definición de antisemitismo, cuando la discriminación se presenta en los casos que señala la definición. Por lo pronto hay una campaña de la OEA junto con nuestra institución que insta a los países miembros a que adopten la definición. Sin embargo, solo 3 países en Latinoamérica lo han hecho: Argentina, Uruguay y Guatemala.  

 

 

David A. Rosenthal: Ahora bien, ¿cómo denunciar casos de antisemitismo?

 

 

Ariel Gelblung: Hay que ver cada uno de los casos, y ver si las leyes del lugar lo permiten. Pero si no hay esa posibilidad, hay que tener a mano la definición y de acuerdo a esta hacer una denuncia, aunque no tenga sanción que esto quede en manos de la opinión pública y se evidencie que hay cosas que están mal e identificarlas con el discurso de odio para que: “los buenos no sean solo espectadores, sino que tomen partido en contra de los malos”. 

 

 

David A. Rosenthal: ¿Cómo combatir el antisemitismo por redes sociales?

 

 

Ariel Gelblung: Se requiere mucho trabajo con los “proveedores”, por ejemplo, el CSW tiene un departamento que se encarga de esto y todos los años damos un reporte sobre odio en las redes y ciberterrorismo. Además, calificamos como actúa cada uno de los proveedores de redes sociales para filtrar o no, mensajes de odio y que medidas nos tiene que dar. Así que nosotros tenemos que apuntar a que los usuarios sepan cuando una red social es amigable y cuando no lo es. Es decir, que alguien diga en Telegram existe contenido o material de odio, no es algo nuevo, ya que en esta red no se filtran los mensajes de odio. En cambio, Twitter o Facebook, que si bien es una lucha cotidiana para que filtren y eliminen los contenidos de odio, comienza a tener elementos que permiten hacer denuncias puntuales del afectado hacia los proveedores. En algunos casos son escuchados y en otros no, porque en estos casos actúa la ley de la oferta y la demanda, es decir, si los proveedores de las redes sociales quieren que sea una “red social amigable” van a tener que garantizarnos que sea así y exigirles que así sea. 

 

 

La realidad es que hay que reclamarle a los Ceo de Facebook y Twitter en especial, que si fueron capaces de interpretar que Donald Trump llevaba adelante un mensaje de odio y le cerraron la cuenta por sencilla comparación, ¿por qué tienen abiertas las cuentas del ayatola Khamenei que pide “la solución final” para Israel –al igual que lo hizo Hitler–? Entonces, si el mensaje de Trump fue un mensaje de odio, ¿por qué el de Khamenei no? Y, que estas redes, sostengan durante años que no iban a cerrar cuentas, pero en 2014 cayeron en cuenta cuando vieron que estaban ayudando a la propagación y reclutamiento internacional para Isis, pues permitían 200 mil tuits de odio al día. 

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